El retorno suena un poco menos redondo que lo anterior, más roto, está lleno de esquinas rugosas y húmedas y se calienta con instrumentos analógicos que le dan un encantador toque oldschool. Se supone que esta entrega es más introspectiva y mística, menos política, pero el vídeo de Window Seats, en el que va quitándose ropa por una calle de Dallas hasta [ups, ¡spoiler!] caer desnuda donde mataron a Kennedy, parece decir lo contrario: nadie sabe muy bien de qué habla Badu, pero lo cierto es que no para de vacilar, no se corta un pelo y en cada frase se revela como una tía muy lista y con demasiada personalidad como para que la cacemos. Una Billie Holliday posmoderna.
Y todo con singles que se parecen a ese r&b hortera que se come las listas yankees, hits que le han llevado a acumular nominaciones a los grammies y ventas de discos, pero haciendo maravillas que están a años luz de ese r&b hortera que se come a lxs yankees.
Publicado en el número 0 de Una buena barba, revista digital de cultura queer sin afeitar. PDF en su web.
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