Puede que esta sea la reseña más personal que voy a escribir en este blog, no me la tengáis en cuenta. Es música pop. No me convencía el cartel, no me venía bien de horarios e intenté resistirme, pero al final este año he vuelto al South Pop dos de los tres días. Empiezo por el final.
Empezamos mal. Cuando llegué al recinto -qué patio más inhóspito, por cierto, con los espacios tan chulos que tiene el CAAC-, J. me dijo que había leído mi lista de 2007 y que yo ya no soy popi. Antes, al salir de casa, me vi en el espejo que me ha salido una cana en el flequillo. Malas señales.
Tres francoparlantes pretenciosos y aburridos para empezar: conjuntos de elementos que apuntan maneras, gente con buen gusto que sabe a quién copiar, resultados insustanciales (línea Green Ufos). Con Manos de topo tengo el mismo problema que dos tercios de la humanidad: la voz me resulta enormemente desagradable. No obstante, he de reconocer que disfruté de los xilófonos y del momento "y ahora estoy de puta madre" recordando el fantástico vídeo. Lo de High Llamas me dicen que no estuvo mal; yo, con tanta abulia, había olvidado que había ido allí a escuchar música y estaba dedicada a la cerveza. El diyei de los entretiempos andaba atinado y me pasé al tinto.
"Es realmente alucinante, mi victoria es aplastante". A La casa azul había que verlo desde las primeras filas. Estaban todos allí: mis amigos de la facultad -que son de los que llegaron a Guille Milkyway hace relativamente poco vía Fangoria- , la plana mayor de la indiepopscene -¿1999-2002?- y hasta algún compañero de trabajo con el que despotricar de la empresa. Cierto es que para los que escuchábamos las maquetas, hace ocho años, en un programa de radio con un nombre muy cursi, es un poco difícil de digerir esta eclosión mainstream e incluso nos ponen nerviosos los fans de nueva cuña que no se han enterado de que el primer EP es indiscutiblemente el mejor. Pero estar entre cerca de mil personas que gritan lo que gritabas cuando tenías dieciséis años en tu habitación tiene un valor catárquico nada desdeñable. Una amiga de mis amigos fue con su madre, señora de cincuenta años y pelo teñido de rubio, que al terminar me dio un abrazo. Fui a decirle adiós a C. y me dijo que estaba en una nube. Yo también.
"Ahora soy interesante y me acuerdo de ti". Porque lo importante de todo esto es que La casa azul sigue funcionando. A pesar de que nos den pudor las letras, a pesar de que molaba más sonar a los Archies que a Pizzicato Five, a pesar de que sus versiones no son suficientemente indies y de que tenemos canas en el flequillo. Los días en que "los Fresones son puro A.O.R.", ahí está Guille Milkyway, buen chaval a tope, para salvártelos a golpe de baile y consignas pueriles. Con sus galletas, su confetti y su negligente apología del amor romántico. En 2001 yo era algo muy parecido a esto. Hoy, creo que también.
PD. Después, Loop DJs pincharon trance machacón para introducir La caja del diablo y todos los niños popis agitamos nuestros flequillos. Y Los Campesinos y Ça plan pour moi. Qué más se le puede pedir a una noche pOp.
Canciones ligeras de La casa azul (maqueta, 1999). Descargar
pues me encanta, así tan personal.
ResponderEliminarnosotros,en primera fila,también disfrutamos de las sensaciones pop y de los empujones y codazos de los nuevos fans de guille.
No podia quedarme sin tener uno.
ResponderEliminarQue tiempo hace??
en Madrid, la chica que tenía al lado mío se preguntaba que canción es esta, cuando sonaba el primer estribillo de Cerca de Shibuya...los nuevos fanes
ResponderEliminar¿pero tú has vuelto o no has vuelto?
ResponderEliminarLo de no haber visto a los High Llamas no tiene perdón de Dios. De lo más bonito que he visto en mi vida ¿¿En qué estabas pensando??
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