Dije que empezaría por el final y con eso quería decir que había un principio que vino antes. Antes fue el único concierto del South Pop 08 que realmente me interesaba y me gustó tanto que casi un mes después me sigue apeteciendo escribir sobre él. Ah, también vi un rato a unos suecos que se llaman Friska Viljor y que... en fin, chavales, que vendáis muchos discos.
1) Encuadra. Siempre he tenido una tipología de cantautores a mano para verlos venir de lejos y desecharlos rápidamente vía prejuicios: a) los folkies épicos y ásperos, en la línea de Bob Dylan (incluyendo también los trovadores tipo Paco Ibáñez); b) los latinos empalagosos y barrocos, copiando a Silvio Rodríguez, y c) los pusilánimes cálidos y susurrantes, siguiendo a Nick Drake. Y mi regla es bien clara: si se parece a Nick Drake, mola. Soy así de fácil. Esto implica que me cuelan cualquier cosa, pero hasta ahora el cupo lo he tenido bien cubierto con los dos alumnos más aventajados: Elliott Smith y Neil Halstead. Desde este concierto, me planteo seriamente ampliar la primera fila para meter a José González.
2) Enfoca. Aquella noche estaba convencidísima. Claramente instalado en el tipo c, aunque a veces se pierda en virtuosismos de tipo b (cada vez que me suena a mi repudiado Silvio Rodríguez pienso en Nick Drake, o en Caetano Veloso, y se me pasa, o eso recuerdo haber comentado a L.) Que una persona sea capaz de armar y desarmar todos esos mundos con sólo una guitarra -y la ayuda intermitente de coros, melódica y percusiones- es sobrecogedor. Y mucho más aquel final: Cycling trivialities -mi preferida de lejos-, Teardrop y una enérgica y reconstituyente versión de Love will tear us apart como bis. Sí, semejante oda al mal rollo puede ser esperanzadora en manos de este tío, lo juro. Manolo dice que fueron "palabras mayores que nos dejaron sin palabras" y a Blas le sirvió para justificar la noche. Yo, por una vez, muy de acuerdo.
3) Dispara. Los discos de José González paso de ponerlos para descarga porque ya los tenéis todas. Voy con mi obsesión nickdrakiana del momento. Me encontré hace meses con Abel Hernández aka El Hijo con mucha pereza debido al aburrimiento que me causaba en Migala (que no en Emak Bakia, autores de un disco impresionante, ojo) y a lo inhóspito del escenario. Pero supe que de alguna manera acabaría conciliándome con su repertorio de lamentos derrotistas y autoindulgentes. Con su pose de maldito, las letras oscuras y el tufo misógino, oscila apabullante entre mis claramente insolventes a) y c). Puede que funcione mejor cuando explota pasajes medievales, con sus castillos y princesas incluídas, en el elepé Las otras vidas, pero yo hoy me quedo con la sobredosis de Sam Peckinpah de sus Canciones gringas. Un epé por el que pasan balas de heno. Y alguna que otra de plomo también.
Canciones gringas de El Hijo (Acuarela, 2006). Descargar