con los pies anclados en manchester y un abono de diez viajes a glasgow, en las canciones de mutt ramon se deja ver aquello que llamamos indie canónico y que tanto nos gusta. además de los benditos pastels, probablemente suenen a unos tindersticks más accesibles, o a los proyectos "menores" de stephin merritt o, en los momentos más enérgicos, a echo & the bunnymen más de andar por casa.
y ahí está su encanto, en el estilo casero de las trece canciones del disco que han sacado hace pocos meses, utterly mutterly. canciones llenas de programaciones, trompetas, violines, poemas en finlandés, juegos de palabras, otras idas de olla... y, sobre todo, una actitud sin complejos que les lleva a hacer lo que les da la gana, cómo les da la gana, y encima ser molones. porque si he empezado hablando de referencias ha sido sólo para dejar claro que tienen canciones fantásticas, pero por lo demás lo más claro es que su propuesta es bastante personal. ellos se lo guisan y ellos lo ofrecen en estos cedés autoeditados, desde su mundo paralelo, la república popular de ramonia.
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